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SECULARIZACIÓN

Ante el factor interno

En los primeros compases de su Camino de perfección, Santa Teresa muy sucintamente hace un análisis de la situación eclesial en la que se encuentra Europa en ese momento y, además de hablarnos de su compromiso personal, propone algún remedio.

En los primeros compases de su Camino de perfección, Santa Teresa muy sucintamente hace un análisis de la situación eclesial en la que se encuentra Europa en ese momento y, además de hablarnos de su compromiso personal, propone algún remedio.
Santa Teresa de Jesús

La obra teresiana destaca más que por los conceptos, aunque no sean los suyos de poca monta, todo lo contrario, por las potentes y sugestivas imágenes que utiliza. En este caso, se trata de una alegoría tomada de la guerra. Las fuertes convulsiones originadas por el protestantismo la llevan a decir que el estado en que la Iglesia se encuentra es "como cuando los enemigos en tiempo de guerra han corrido toda la tierra". Es decir, se trata de ese momento en que las tropas contrarias han penetrado en el propio territorio, pero, al no poder dominarlo aún del todo, lo recorren de uno a otro confín, haciendo todo tipo de estragos, de modo que, aunque el invasor no se encuentra todavía con capacidad de retener para sí del todo el territorio, el Señor de esos reinos tampoco está en situación de ejercer sobre la totalidad su dominio.

¿Qué cabe hacer en tal circunstancia? "Viéndose el Señor de ella apretado se recoge a una ciudad, que hace muy bien fortalecer, y desde allí acaece algunas veces dar en los contrarios, y ser tales los que están en la ciudad, como es gente escogida, que pueden más ellos a solas que con muchos soldados, si eran cobardes, pudieron, y muchas veces se gana de esta manera victoria; al menos, aunque no se gane, no los vencen". Se trata de un ejercicio de realismo, de ver claramente con qué tropas se puede verdaderamente contar y qué pueden hacer realmente. No se trata de continuar como antes, manteniendo unas aparentes estructuras sobre unos dominios, que ya no son tales, sino de adecuarse a la realidad. Para lo cual se llevan a cabo tres operaciones que son la clave del éxito final: "se recoge", "hace muy bien fortalecer" y se trata de "gente escogida".

Concilio Vaticano IIEn dos documentos recientes de gran importancia, Teología y secularización en España. A los cuarenta años del Concilio Vaticano II y el nuevo Plan Pastoral, la Conferencia Episcopal Española hacía hincapié, una vez más, en que el mayor reto al que debe hacer frente la Iglesia Católica en España es su secularización interna. Esto tiene lugar, no por casualidad, claro está, en un contexto social al que de cristiano le quedan las inercias del pasado y que parece decididamente lanzado a vivir de espaldas a ese legado o incluso, en no pocos casos, en contra. A lo que asistimos en los últimos años es a una saturación paulatina de esto, que permite irse percatando de ello a los menos despiertos o a los que ya no pueden mirar a otro lado, pero en esencia esto es así desde hace décadas. Modestamente, seguramente me equivoque, soy de la opinión de que, como causa de esa secularización interna, al factor social externo, hay que añadirle una respuesta pastoral altamente inadecuada, principalmente por alicorta. Buena parte de lo que se ha venido haciendo ha sido como los epiciclos del sistema ptolemaico, lo cual consistía en ir poniendo parches al sistema para sostenerlo ante los nuevos datos, en vez de tener la determinación de aventurarse a imaginar uno nuevo. Los epiciclos no solamente no daban una satisfactoria respuesta a las novedades que la observación celeste aportaba, sino que complicaba el paradigma explicativo.

Seguramente una de las razones que han obstaculizado la posibilidad de un cambio radical de mentalidad evangelizadora, haya sido precisamente la masa de innovadores que han confundido el modo de anunciar (kerygma), de enseñar a ser (catecumenado) y de cultivar lo que se es (pastoral) con el contenido del anuncio, la enseñanza y el cultivo. En la historia de la Iglesia, han cambiado muchas cosas y seguirán cambiando, para seguir siendo la misma, pero lo que no puede modificarse es lo que se cree (credo), lo que se debe hacer (mandamientos), lo que se celebra (sacramentos) y lo que se ora (Padre Nuestro). Hay momentos en la historia para los pequeños retoques, otros momentos lo son para los cambios radicales. De ello con algún detalle, si al lector le interesa, tal vez hablemos en otro artículo.

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