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VERDAD

El campeón Obama te la cambia

Si fuera al monte con Carlos de Prada, él vería cosas que no veo y oiría aquello de lo que no me doy cuenta. El colirrojo tizón pasa inadvertido ante mí; para el sutil paso de la gineta sobre el roble, soy sordo. Y no porque yo tenga peores sentidos, sino porque no sé mirar y escuchar la naturaleza; pero podría aprender.

Si fuera al monte con Carlos de Prada, él vería cosas que no veo y oiría aquello de lo que no me doy cuenta. El colirrojo tizón pasa inadvertido ante mí; para el sutil paso de la gineta sobre el roble, soy sordo. Y no porque yo tenga peores sentidos, sino porque no sé mirar y escuchar la naturaleza; pero podría aprender.

Algo así ocurre con la conciencia, también podemos, si hemos perdido sensibilidad, aprender a escuchar y nos pueden enseñar a hacerlo. Lo que no se puede cambiar es la realidad. C. de Prada me podría enseñar a descubrir el somormujo a resguardo entre las cañas, pero lo que no se le ocurriría nunca sería intentar hacerme ver, en un ratón de campo, un elefante.

B. H. Obama, siguiendo la estela de Zapatero, el justiciero de las mujeres, se ha autoproclamado campeón de la causa gay; no iba a ser menos: "Quiero que sepan –decía a los líderes de la LGTB– que yo en esta tarea no sólo seré su amigo, voy a seguir siendo un aliado y un campeón, un presidente que lucha con ustedes y para ustedes". La tarea es ardua, difícil, pero con ese paladín al frente... Esta empresa trata de conseguir el reconocimiento de los derechos de los homosexuales; de lo que se podría deducir que no se deben de consideran seres humanos, pese a haber traspasado la barrera de las trece semanas de gestación, porque creo que los derechos humanos están reconocidos en Estados Unidos desde hace tiempo. Los negros no querían derechos de negros, sino los mismos que todos; las mujeres pedían el sufragio universal o el mismo salario trabajando lo mismo. Para este empeño, para hacer una nación con ciudadanos con distintos derechos, B. H. O. "renovó la promesa de poner todo su empeño en conseguir una 'verdadera transformación social'". El presidente norteamericano, además de estudiar derecho en Harvard, tal vez también estudiara ingeniería social en algún otro sitio o acaso sea un adelantado visionario de la EpC con salida del armario. La conjunción planetaria a este lado del Atlántico nos explica qué es este cambio social; el objetivo de la COGAM para este año es que"la sociedad integre estos valores en su inconsciente de una manera irreversible". ¿Y cómo va a ser esto posible? El campeón nos saca de dudas: "No podemos descansar. Hay que seguir avanzando –paso a paso, ley por ley, cambiando cada conciencia". Esto sí que es amor a la libertad y respeto a las personas. ¿Y qué está pasando en España? ¿Nos están cambiando la conciencia? Algo más que esto, aunque algo menos, porque, de momento, no hay transplantes de conciencia; si bien sí se la puede cauterizar o enseñar a escuchar. Por un lado, nos la están adormeciendo; por ello, el mayor acto de libertad que podemos hacer es despertar nuestra conciencia, ponernos a la escucha de la verdad para oír su voz, que no son mis pensamientos o ideas. Hay que volver a la realidad, hay que escuchar la verdad que es el decirse de la realidad, de la que formo parte, en mí, y que me demanda, en cada situación, una determinada respuesta.

Pero, además de atrofiárnosla, nos están intentando hacer creer que la conciencia es la mentalidad, porque ésta sí se puede cambiar, mientras que la realidad no. La mentalidad es la interpretación que damos a la realidad, pero no es ni ésta ni la conciencia. Es verdad que nos identificamos tanto con nuestra mentalidad que acabamos confundiéndola con la realidad, pero no son lo mismo. Ésta es una de las confusiones que está en la base del multiculturalismo, el inclusivismo, etc.; pensar que porque haya distintas mentalidades haya distintas verdades. La mentalidad es solamente una ayuda para manejarnos con la realidad, por ello, tenemos que tener la suficiente distancia de aquélla para que, cuando la realidad nos la ponga en tela de juicio, podamos adaptarla a ésta y no a la inversa. Mas también podemos hacer de la mentalidad un velo interpuesto entre nuestra conciencia y la realidad, que le impida escuchar con nitidez la llamada a la realización del bien y la evitación del mal.

En tiempos de anestesia, tenemos que tener el valor de sentir la realidad, aunque duela; en momentos de mentalizaciones, tener el arrojo de buscar la verdad, sin ponerle límites. ¿Y si nos descubre que hay Dios? Quién sabe, a lo mejor tenga algo interesante que decirnos.

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