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EL EJEMPLO DE LOS GRANDES ALMACENES

El imperativo moral de apoyar el libre comercio

Pese a que las noticias económicas siguen siendo borrascosas, se puede percibir un aspecto positivo en el continuo avance de la globalización. Como demuestra un nuevo informe sobre grandes almacenes, el progreso de las economías en desarrollo promete beneficiar también al resto del mundo, un resultado que no sorprenderá a quienes comprenden que mediante el comercio internacional todos salen ganando.

Pese a que las noticias económicas siguen siendo borrascosas, se puede percibir un aspecto positivo en el continuo avance de la globalización. Como demuestra un nuevo informe sobre grandes almacenes, el progreso de las economías en desarrollo promete beneficiar también al resto del mundo, un resultado que no sorprenderá a quienes comprenden que mediante el comercio internacional todos salen ganando.
Toys "R" Us

El informe, titulado Grandes Almacenes: Una perspectiva global y elaborado por Global Industry Analysts Inc., muestra cómo los países en desarrollo están surgiendo como posibilidades de crecimiento para los grandes almacenes. "Economías florecientes, un creciente poder adquisitivo, patrones de compra cambiantes y niveles relativamente inferiores de competencia están llevando a los grandes almacenes a beneficiarse del amplio potencial de crecimiento de nuevos mercados sin explotar", asegura.

El nuevo estudio destaca el hecho de que mientras que los países en desarrollo ofrecen oportunidades limitadas de crecimiento debido a la diferenciación y la competencia del mercado, los grandes almacenes se están trasladando a países en desarrollo como India, China, Pakistán, Malasia e Indonesia. Gracias a los acuerdos de libre comercio y a la globalización, los minoristas americanos de toda la vida pueden sobrevivir ofreciendo nuevos productos y servicios en otros países. Es una buena noticia tanto para los países en desarrollo como para los países industrializados. Ampliar los mercados internacionales en el sector de la venta al detalle crea puestos de trabajo en Estados Unidos y en el extranjero.

Por ejemplo, la empresa juguetera Toys "R" Us,con más de 680 tiendas fuera de Estados Unidos, ha sabido trasladar con éxito su idea de negocio a los mercados extranjeros. La cadena se incorporó primero a la escena internacional en 1984 con almacenes en Canadá y Singapur. En el primer trimestre de 2008, sus ventas internacionales netas aumentaron en 100 millones de dólares, o el 11%, hasta más de 1.000 millones de dólares, que supusieron más de dos tercios del crecimiento total de la compañía. Esos 1.000 millones en ventas ayudan a mantener la compañía en Estados Unidos y le permite suministrar mejores productos y servicios en el país y en el exterior.

Este ejemplo indica una verdad simple pero significativa: la globalización coloca a las compañías en posición de seguir manteniendo una gran actividad comercial aquí y en el mundo entero. En Estados Unidos, Toys "R" Us se enfrenta a un entorno intensamente competitivo, lleno de empresas fuertes como Target, Walmart y KB Toys, así como otros vendedores vía internet. Para que la compañía siga siendo viable, debe moverse en nuevos mercados.

En países en desarrollo, las tiendas especializadas y los grandes almacenes ofrecen productos, servicios y puestos de trabajo a gente que previamente tenía menos opciones. Incluso cuando las empresas lo que buscan es mejorar su propia situación, lo maravilloso del comercio internacional es que produce consecuencias positivas para todas las partes. Las compañías pueden crecer y crear oportunidades mientras que sus  nuevos beneficiarios acceden no sólo a los productos y al empleo que éstas generan directamente, sino también a los que producen industrias auxiliares creadas por la interacción de mercados locales e internacionales.

Pero la lucha de los grandes almacenes con unos mercados dinámicos y unos datos demográficos en perpetuo cambio puede producir costes locales. Cuando oímos en las noticias que los grandes almacenes que tenemos cerca de casa van a cerrar mientras se abren nuevas tiendas en el extranjero, es importante recordar que nuestra pérdida temporal es beneficiosa para la economía mundial (de la que somos parte). Entretanto, la tarea es encontrar nuevas oportunidades laborales para los que pierden su empleo. Hay muchos convenios entre el Gobierno, empresas y organizaciones sin ánimo de lucro que han tenido éxito facilitando estas transiciones.

El carácter mutuamente beneficioso del intercambio internacional subraya el imperativo moral a favor de fomentar los acuerdos de libre comercio y de animar a las empresas a sondear oportunidades en el exterior. Hacerlo es la mejor estrategia para ayudar a los pobres. A pesar de que a algunos empresarios seguramente los mueve la avaricia y el poder, está mal que asumamos que la expansión de compañías multinacionales está por tanto moralmente viciada, porque la actividad de estas empresas suministra la inversión necesaria para que los países en desarrollo creen más riqueza en sus economías domésticas.

¿Por qué habríamos de negarnos a aumentar el nivel de vida de las personas que viven en países en desarrollo? Poner límites arbitrarios al comercio internacional con subsidios, aranceles o medidas pensadas para "dejar de mandar puestos de trabajo al extranjero" en realidad debilita a las empresas en el país y contribuye a mantener en la pobreza a los verdaderamente desfavorecidos del mundo entero.

La interdependencia global es no sólo la mejor esperanza para sacar de la pobreza a la gente. También es necesaria para que nosotros mismos la mantengamos a raya.

*Traducido por Miryam Lindberg del original en inglés.

Anthony B. Bradley es investigador del Instituto Acton.

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