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MATRIMONIO EN LA CONSTITUCIÓN

Europa desarropada

Europa se desangra y delira y se engaña para no ver la hemorragia, porque la vida se le escapa. Y mientras se deslíe en su hipostatización de la conciencia, en su extremoso individualismo, no se nos ocurre mejor cosa que tocar las castañuelas un domingo de febrero, un 20 de febrero. Fuegos de artificio y parafernalia de instituciones, que parezca que todo va bien, que aquí no pasa nada. Pero Europa es como un plumas con la cremallera estropeada: según la subimos para unirla, lo de abajo se va separando y el frío polar nos entra y hasta los huesos nos hiela.

Europa se desangra y delira y se engaña para no ver la hemorragia, porque la vida se le escapa. Y mientras se deslíe en su hipostatización de la conciencia, en su extremoso individualismo, no se nos ocurre mejor cosa que tocar las castañuelas un domingo de febrero, un 20 de febrero. Fuegos de artificio y parafernalia de instituciones, que parezca que todo va bien, que aquí no pasa nada. Pero Europa es como un plumas con la cremallera estropeada: según la subimos para unirla, lo de abajo se va separando y el frío polar nos entra y hasta los huesos nos hiela.
Unión con imparable avance en las alturas de las instituciones y también, sin desmayo, disgregación por abajo. La familia cada vez más anémica y, con ella, desnutridos la sociedad y el individuo, pues es donde el hombre es gestado extrauterinamente y es el elemental ladrillo del hogar social.
 
El artículo II-69 del tratado internacional objeto del próximo referéndum dice: "Se garantizan el derecho a contraer matrimonio y el derecho a fundar una familia según las leyes nacionales que regulen su ejercicio". Desde luego, la cuestión es sumamente clara: ni matrimonio ni familia quedan medianamente definidos, es más, el relativismo está garantizado. Es verdad que elementos como la herencia o el régimen económico matrimonial, por ejemplo, han presentado una gran variedad a lo largo del tiempo y el espacio, pero no se trata de eso. El problema no está en lo accidental, sino en lo esencial.
 
El preámbulo de la Carta de Derechos se marca como objetivo "reforzar la protección de los derechos fundamentales a tenor de la evolución de la sociedad". ¿Y cual es la evolución de la sociedad? El dar carta de naturaleza a todo tipo de uniones, y no me refiero únicamente al pseudomatrimonio de homosexuales; en algún país de la Unión Europea, concretamente en Gran Bretaña, se está estudiando el régimen fiscal adecuado para los matrimonios polígamos. Pero la Unión Europea no entra en esta cuestión, la Unión Europea no refuerza derechos humanos, en cuanto inherentes a la naturaleza humana, sino que lo que refuerza es el consenso social, lo que se lleva. La Unión Europea no refuerza, porque le es más cómodo no entrar en el asunto, pues sabe que con el silencio otorga la aprobación implícita de determinadas cuestiones y así queda contenta la demanda social con coste cero, pues sabe que los otros, los que no están de acuerdo, no van a rechistar y se van a resignar. El pseudomatrimonio de homosexuales es un hecho en dos países, está llamando a la puerta del nuestro y, tras él, vendrán pseudomatrimonios de las más variadas especies, todo según la regulación de cada país, pues lo que predomina es el iuspositivismo. Si finalmente entra Turquía -¿qué "herencia cultural, religiosa y humanista" tenemos en común con ella?- la poligamia estará dentro, aunque lo mismo no va a hacer falta esperar tanto.
 
Pero la corriente también afecta a la relación entre matrimonio y familia. Una de las derivas más claras de nuestro tiempo es desvincular el matrimonio de la familia y a ésta de aquel. El matrimonio no se ve como una unión que lleve en sí la vocación a fundar una familia, cada vez se ve más como algo cerrado en sí mismo, casi como una relación simbiótica de afectividad –"si se quieren…"-; formar una familia parece ser algo accidental al matrimonio. Y el matrimonio también parece ser algo no esencial a la familia; hasta una soltera de 67 años puede hacerse inseminar artificialmente para tener "su niño". El texto del artículo no hace referencia a una vinculación entre el matrimonio y la familia, así que ¿por qué no hablar, conforme a las leyes presentes y futuras de cada estado, del derecho a la familia monoparental, bipaternal, bimaternal, triparental… o las variaciones que se quieran?
 
Mientras escribo esto y siento como Europa va dejando de ser lo que es, va suicidándose negándose a sí misma, pienso en el poema de Unamuno No busques luz, mi corazón, sino agua: "…y tus pobres raíces descubiertas / perdieron el sustento, / y quedaron al aire libre abiertas / y al duro hostigo…"
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