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SEMBLANZA

Milton Friedman y el elemento humano

Un gran campeón de la libertad dejó este mundo el 16 de noviembre a los 94 años. Era Milton Friedman, economista y filósofo moral cuya vida y trabajo merecen ser recordados. En los años 70, cuando todavía estaba enamorado de las afirmaciones de las ideas socialistas, alguien me dio una serie de libros que cambiarían por completo el curso de mi vida. Entre esos libros estaba Capitalismo y Libertad, de Milton Friedman.

Un gran campeón de la libertad dejó este mundo el 16 de noviembre a los 94 años. Era Milton Friedman, economista y filósofo moral cuya vida y trabajo merecen ser recordados. En los años 70, cuando todavía estaba enamorado de las afirmaciones de las ideas socialistas, alguien me dio una serie de libros que cambiarían por completo el curso de mi vida. Entre esos libros estaba Capitalismo y Libertad, de Milton Friedman.
El libro

En su trabajo encontré los mismos objetivos a los que aspiraba para la sociedad, es decir, libertad de pensamiento y de asociación, y prosperidad y participación de todos en ella; sin embargo, los medios para lograrlos eran radicalmente diferentes de los diversos esquemas de distribución. Más bien, Friedman esbozaba de forma atrevida, clara y muy sencilla un alegato convincente en el que afirmaba que una sociedad basada en el derecho a la propiedad privada y el librecambio tendría muchas más probabilidades de alcanzar esas metas. Sospecho que a muchos otros les pasó lo mismo que a mí.

Friedman era un economista famoso que ganó el Premio Nobel por su trabajo técnico sobre el dinero y el ciclo económico. Mostró que el dinero estable es esencial para un crecimiento económico sólido. Incluso en este campo, favoreció la causa de la libertad demostrando los fracasos de la planificación centralizada del dinero y los impuestos.

Su teoría de las expectativas demostró con eficacia que, por lo general, los participantes son capaces de burlar a los planificadores y que la planificación gubernamental muy a menudo da resultados opuestos a los buscados por la gente en los altos mandos. El "poder concentrado" decía, "no se hace inofensivo porque sus creadores tengan buenas intenciones".

Sus contribuciones van más allá de lo que dijo el comité del Nobel. Demostró el fracaso de las leyes de salario mínimo, las políticas mercantilistas de comercio, el control de los alquileres, el monopolio público de la educación, la certificación profesional por el Estado y los estados del bienestar. Era un apasionado del tema del crecimiento económico. Argumentaba que la forma de salir de la pobreza era la expansión del capital, no la redistribución de la riqueza y citaba un ejemplo tras otro al respecto.

Friedman era un positivista, pero en la práctica nunca perdió de vista el elemento humano. Luchó consigo mismo para aceptar las implicaciones de la elección humana en todos los aspectos de la vida y sus estudios científicos lo llevaron a la conclusión de que la economía libre era el medio económico para el desarrollo y la prosperidad de la sociedad.

Rose y Milton FriedmanMi primer encuentro con Milton y Rose Friedman fue en 1990 (lo más probable era conocerlos juntos ya que estaban muy unidos) y recuerdo lo encantados que estaban de conocer a un cura que compartiese tantas de sus ideas económicas. Siempre ofrecieron su apoyo durante años al trabajo del Instituto Acton.

Se debe tener en mente que muchas de sus posiciones, aunque hoy en día sean de lo más normal en la política, hace 40 años eran consideradas propias de un verdadero radical. Que un intelectual de su altura y brillantez saliese en defensa del liberalismo clásico era algo extraordinario. Su voz de alarma clamando por volver a darle una vuelta a los méritos del control estatal sobre la economía inspiró a varias generaciones para que analizaran con mayor profundidad la sabiduría de los pensadores de los siglos XVIII y XIX.

También fue único entre los economistas, especialmente en los años 60, por atreverse a plantear argumentos morales para sus conclusiones científicas. "La única forma que ha sido descubierta para permitir a muchos cooperar juntos de forma voluntaria es el libre mercado. Por eso es esencial que preservemos la libertad individual".

Mientras que muchos filósofos morales ponen los asuntos de la libertad como motivo de poca preocupación comparados con las cuestiones de igualdad y justicia, Friedman buscó imprimir claridad al tema. "El uso de la fuerza para conseguir la igualdad destruirá la libertad. Por otra parte, una sociedad que pone la libertad en primer lugar terminará consiguiendo, como afortunado efecto secundario, tanto mayor libertad como mayor igualdad. La libertad salvaguarda la oportunidad de los que hoy tienen menos, de convertirse en los ricos de mañana, y en el proceso, habilita a casi todos, de arriba a abajo, a disfrutar de una vida más rica y plena".

Escribía para la gente común, justamente porque creía que las opiniones que la gente tiene sobre economía son importantes para nuestro futuro. Buscaba educar a todo el que pudiera. Era un profesor legendario, pero escribía en revistas y periódicos y dedicaba una gran parte de su fortuna personal a promover las causas por las que sentía mayor afinidad.

Una caricatura de los economistas sugiere que sólo se interesan en el bienestar de las empresas o en defender a las clases dedicadas a los negocios. Que éste no era el caso se refleja en una causa que ocupó tantos de los escritos de Friedman en la última parte de su vida: la educación para los pobres. Desde su perspectiva, él sabía que los ricos sabrían encargarse de su educación. Pero buscaba un sistema que dotara a los pobres de una forma de encontrar mejores alternativas a las escuelas deficientes. Su programa del cheque escolar buscaba lograr justamente eso.

Milton Friedman no era un defensor confeso de la unidad entre la economía y la fe religiosa. Por supuesto que tuvimos nuestras diferencias en temas religiosos, muy específicamente en la idea de que la libertad necesita ser orientada hacia la verdad para asegurar su uso adecuado. Friedman era un verdadero discípulo de la Ilustración y temía que las afirmaciones sobre la verdad pudiesen llevar a la coerción. A pesar de ello, nuestras conversaciones sobre estos temas, personalmente o por escrito, siempre fueron placenteras y cordiales. Estaba en su naturaleza ser amable pero aquellos que buscan la visión de una sociedad que sea virtuosa y libre encontrarán apoyo en su trabajo porque su fe residía en la capacidad que tiene la gente libre para administrar sus vidas en ausencia de implacables ordenanzas gubernamentales. Veía que la libertad funciona y que la libertad es algo bueno. Todos los que compartimos su fe estamos en deuda con él, ahora y por muchas generaciones venideras.

Acton InstituteEl reverendo Robert A. Sirico es presidente del Instituto Acton.

* Traducido por Miryam Lindberg del original en inglés.
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