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NUEVO LIBRO DE ALFONSO PÉREZ DE LABORDA

Parali... ¿qué?

Paralipómenos 1, así se llama el último libro del filósofo Alfonso Pérez de Laborda. El lector no se ha equivocado, no está leyendo el suplemento de libros, es el de Iglesia. Y aunque Ediciones Encuentro lo haya publicado en su sección Ensayo-Filosofía, sin embargo es un libro eminentemente eclesial. Tampoco se asuste nadie por lo de la filosofía, pues es un texto de una prosa llana y transparente, incluso hermosa; de esa belleza que se encuentra cuando se escribe casi como se habla, de cuando, tras las palabras, se ve a la persona que te habla, que intenta decirse a ti.

Paralipómenos 1, así se llama el último libro del filósofo Alfonso Pérez de Laborda. El lector no se ha equivocado, no está leyendo el suplemento de libros, es el de Iglesia. Y aunque Ediciones Encuentro lo haya publicado en su sección Ensayo-Filosofía, sin embargo es un libro eminentemente eclesial. Tampoco se asuste nadie por lo de la filosofía, pues es un texto de una prosa llana y transparente, incluso hermosa; de esa belleza que se encuentra cuando se escribe casi como se habla, de cuando, tras las palabras, se ve a la persona que te habla, que intenta decirse a ti.
Alfonso Pérez de Laborda

Me lo he leído en los ratos que he tenido esta Semana Santa y he disfrutado de él sobremanera y, claro, no me he podido resistir a la tentación de comentarlo aquí. El título tal vez pueda resultar un poco chocante. Paralipómenos es cómo la traducción griega de la Biblia, luego también la Vulgata, llamó al libro que, en hebreo, se titula Drive hayyamim. En ambos casos, lo que se dice literalmente es que en él se trata de las "cosas omitidas", es decir, que se entiende como un complemento a los otros libros históricos. En las lenguas modernas, se suele traducir como Crónicas y aparece dividido en dos partes.

Los Paralipómenos de este filósofo y sacerdote –¿son complemento a su extensa obra filosófica o son la especial crónica casi diaria de sus pensares?– son un conjunto de escritos que fueron apareciendo los días de labor, a lo largo de 2005, en la web del arzobispado madrileño. Todavía continúa con esta tarea, así que ya estoy a la espera de que aparezcan los Paralipómenos de 2006 y luego los del año en curso. El autor se enfrentaba cada día a un número correlativo por todo título, empezando por el 1 y terminando el libro en el 201, autolimitándose a escribir una cantidad determinada de palabras.

En este corsé formal, el lector se encuentra con un decir muy libre. Los temas que se abordan son variadísimos, pero nunca es un conjunto de piedras yuxtapuestas en un montón, sino un pensar muy unitario que se va dando a ver a sorbitos en ese peculiar formato. Uno se encuentra con crónicas de viajes, descripción de paisajes, reflexiones sobre cine y literatura, comentarios sobre la universidad o la política, pensares sobre la belleza y la obra de arte, etc. Pero sobre todo, lo que hay es una mirada profundamente eclesial en todo cuanto toca, incluidos los temas, que son muchos, exclusivamente cristianos. Pero al tratar de estos, se arroja luz también sobre los que podríamos llamar de todo el mundo, antes se decía del siglo. Y viceversa. Porque eso del diálogo fe y razón, desde mi punto de vista, es una expresión desafortunadísima. Lo que hay son personas que tienen una razón creyente o una fe razonante, como prefiera decirse, que dialogan con personas que tienen una razón huérfana de Dios, por tanto, de fundamento último. Porque, ¿acaso la razón se puede sostener a sí misma sola?

Por ejemplo. Uno de los temas que más aparece, de hecho es el sitio desde donde piensa y escribe, es el espacio eclesial. Una de las muchas cosas que nos dice desde él y por él es: "Niego la dominancia del espacio sociopolítico. Ni su existencia ni su importancia es lo que niego; sólo esa dominancia". El ahogo que se siente ante una creciente estatalización, ante el intento de subordinarlo todo al espacio de la política profesional, incluido no sólo lo social, sino también lo privado, le lleva a defender la libertad de la Iglesia.

Pero la defensa de esta libertad es, en realidad, la defensa de la de todos. Porque no es solamente su pensar, como él dice, el que no es como cuentas de un collar ensartadas en ristra, sino que también la realidad es una red en la que la particularidad de los nudos está unida con el resto siendo un todo. Por ello, la de la Iglesia es una resistencia a batir: "Por eso, se termina mirando al espacio de la Iglesia en cuanto significa un apoyo o una dificultad para que sea el espacio sociopolítico el que domine el conjunto de lo que somos". Éste es solamente un botoncito de muestra. En estas páginas, hay una visión del todo que se posa en cuestiones concretas y éstas, a su vez, se convierten en la carne en la que se puede ver el todo.

Si necesitas comprar un libro para leer o regalar, no lo dudes, corre a la librería y pídelo, aunque el librero de diga: "Parali...¿qué?"

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