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PALABRAS DE RICARDO BLÁZQUEZ

Pedir, ofrecer y recibir perdón

El pasado 18 de mayo, en un periódico madrileño, se podía ver titulada así una noticia: "Blázquez pide a las víctimas que ‘reciban y ofrezcan perdón’". El cuerpo de la información iba por el mismo derrotero. La noticia me llamó la atención, pues tengo la fortuna de conocer, no por los medios de comunicación, sino personalmente a monseñor Ricardo Blázquez y, por ello, me extrañó esa afirmación.

 

El pasado 18 de mayo, en un periódico madrileño, se podía ver titulada así una noticia: "Blázquez pide a las víctimas que ‘reciban y ofrezcan perdón’". El cuerpo de la información iba por el mismo derrotero. La noticia me llamó la atención, pues tengo la fortuna de conocer, no por los medios de comunicación, sino personalmente a monseñor Ricardo Blázquez y, por ello, me extrañó esa afirmación.
 
Ricardo Blázquez

Así que me puse a buscar en Internet y me encontré con que sus declaraciones, según la nueva fuente consultada, eran estas: "Es enorme la tarea de curación y sanación que se necesita. Nosotros queremos que se pueda pedir perdón, que se ofrezca el perdón y que se reciba el perdón porque sólo así es como se llega a una reconciliación más profunda". ¿Con qué versión quedarse? Esto ya dice mucho de la forma de tratar las noticias de algunos periodistas, lo cual daría mucho que comentar, pues, en lo que a la Iglesia respecta, casi siempre la pelota cae por la misma vertiente del tejado. En este caso, al conocer al personaje, me quedo con la versión más favorable para él. Aunque sin conocerlo hubiera hecho lo mismo, por aquello de que in dubio pro reo. Y una vez hecha la elección, la comentaré, procurando seguir el consejo de ese español universal que fue S. Ignacio de Loyola: "todo buen cristiano ha de ser más prompto a salvar la proposición del próximo, que a condenarla".

Sí, se necesita mucha sanación, un baño taumatúrgico en que sumergir a esta sociedad enferma por el terrorismo. En toda dolencia, también en las sociales, hay que buscar la etiología y erradicar la causa, para que los cuidados, con vistas al restablecimiento del enfermo, no se vean frustrados con una recidiva. No cabe alegar un Estado opresor, cuando estamos en uno democrático en el que están garantizadas la libertad ideológica y de expresión, porque existe la posibilidad de perseguir la realización de los propios ideales por medios pacíficos. La causa de la enfermedad vasca, que afecta a toda la sociedad española, incluida la vasca, aunque a ésta más, es la decisión de un porcentaje nada desdeñable de personas de optar libremente por servirse, directa o indirectamente, de medios criminales. Por eso, llevaba razón el prelado de Bilbao al pedir que el grupo terrorista ETA "deje definitivamente de matar". Entiendo que esto incluye su autodisolución como grupo armado y que, si no lo hace motu propio, los cuerpos de seguridad lo hagan por fuerza.

"Que se pueda pedir perdón". Quienes han asesinado son quienes necesitan pedir perdón, por su propio equilibrio personal. Nadie puede ser íntegramente hombre habiendo negado radicalmente a otro hombre y sin pedir perdón por ello. Ayuda al que ha de pedir perdón el encontrar proclive a perdonar al ofendido, en el caso de Dios esto siempre es así, en la inmensa mayoría de las víctimas creo que también, pues muchos de ellos han dado muestra de esa reciedumbre cristiana que lleva a perdonar hasta setenta veces siete, y el Estado, después de la correspondiente y necesaria condena judicial, también estaría dispuesto a indultar individualmente a los que tuvieren propósito de enmienda y hubieren pedido perdón a sus víctimas, sin perjuicio del pago de las correspondientes indemnizaciones civiles, pues condonarlas corresponde al ofendido. Pero, para poder pedir perdón, lo imprescindible es el reconocimiento del mal hecho y el valor y la humildad suficientes para hacerlo. La tercera condición que pide monseñor Blázquez va de seguido, pues, cuando los terroristas estén dispuestos a pedir perdón, esto incluirá lógicamente el deseo de recibirlo de aquel al que se pide, que es a quien se ha ofendido, pues pedir para no querer recibir parece contradictorio.

"Que se ofrezca perdón". Sí, las víctimas y el resto de la sociedad, pues los demás también somos víctimas de esa plaga criminal que contamina a todo el cuerpo, tenemos que ofrecer perdón, pues necesitamos la reconciliación. Pero solamente podemos ofrecerlo –yo desde aquí brindo el mío–, pero ni yo ni nadie puede perdonar si el ofensor no quiere ser perdonado. Tal vez ésta sea la última forma de crueldad: negar a la víctima la posibilidad de perdonar, pero la de amar al enemigo no puede quitárnosla nadie (Mt 5,43-48).

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