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REPRESENTACIÓN DEL MISTERIO

Ronda de belenes

Los iconoclastas rompían las imágenes porque las consideraban idolátricas al pensar que ninguna podía representar a Dios, a pesar de haberse hecho su Hijo carne para poder ser así visible, audible y palpable para todos. Lo de estas figuras de cera destruye la imagen en otro sentido, pues no dice que esas esculturas no puedan representar lo divino, sino que en el fondo no hay nada que representar, que todo puede ser instrumentalizado para los fines que se nos antojen, como conseguir un mayor número de visitantes en un museo.

Los iconoclastas rompían las imágenes porque las consideraban idolátricas al pensar que ninguna podía representar a Dios, a pesar de haberse hecho su Hijo carne para poder ser así visible, audible y palpable para todos. Lo de estas figuras de cera destruye la imagen en otro sentido, pues no dice que esas esculturas no puedan representar lo divino, sino que en el fondo no hay nada que representar, que todo puede ser instrumentalizado para los fines que se nos antojen, como conseguir un mayor número de visitantes en un museo.
Beckham y su mujer Victoria, belén de cera destrozado en Londres
En la avenida de Marylebone de Londres, cerca de Baker Str., está el museo de cera de Madame Tussauds y en él hay un Nacimiento de figuras de cera, eso sí, un tanto especial, pues sus rostros son los de unos famosos. La figura de David Beckham es San José, la de su mujer Victoria hace de Virgen María; sobre ellas, una de Kylie Minague hace de ángel; para llevar los presentes, haciendo las veces de Reyes Magos, están las figuras de Tony Blair, de George W. Bush y del Duque de Edimburgo, mientras que como pastorcillos nos encontramos con las esculturas de cera de Hugh Grant, Samuel Jackson y Graham Norton. Desde luego, una de las variantes del nihilismo es devaluar lo importante a base de frivolizarlo, es decir, darle un tratamiento vanal, igual que si de una cosa liviana y sin importancia se tratara, y no es infrecuente el que hagamos de todo juego, que trivialicemos lo importante, incluso lo sacro, aunque, eso sí, el frivolizar no es la única forma de desacralizar.
 
La adoración de los magos, de RubensRubens, por poner un ejemplo, en su Adoración de los Magos se queda de alguna forma a mitad de camino. No creo que excluyera, al pintar este cuadro, el que el espectador al mirarlo transcendiera lo visible del lienzo hacia las realidades eternas, pero, como barroco que era, se sirvió del espectáculo, que de seguro movería muchos sentimientos en el interior del observador, pero esa grandiosidad, qué poco cuadra con el misterio navideño, con ese Dios que prefirió ser el último y nacer en pobreza.
 
Descanso en la Huida de Egipto, de CaravaggioLo del Caravaggio es otra cosa. Cuánta belleza hay en su Descanso en la Huida de Egipto. Pero, en medio de tanta hermosura, parece como si la Sagrada Familia no fuera sino una excusa para alar angelicalmente la serena sensualidad de un adolescente que ocupa el centro y el primer plano; hasta San José le sujeta la partitura mientras toca el violín y medio tapa con un ala a la Virgen y al Niño.
 
Difícil es, desde luego, tener las costosas figuras del museo de cera o un Rubens o un Caravaggio en nuestras casas o en las calles y plazas de nuestras ciudades, pero Belenes, aunque más modestos no faltan, mas para qué. Casi todos ellos no pasan de ser adornos que dan ambiente en estas fechas, haciendo un papel muy parecido al de las bolas del árbol. Y como la gente sabe que para ello han sido hechos, no escasean las visitas de uno en uno como quien va a una exposición, como quien de cuadro en cuadro se pasea por un museo.
 
Pero bueno, eso no ocurre en todas partes, en algunos sitios ya no hay ni Belenes ni festivales de villancicos, por aquello del laicismo rampante: es que es más progresistamente correcto. Ahora que no sé muy bien qué será mejor, si no tener Belén o ver a los Beckham, no en carne mortal, pero sí en cera. La gente mayor todavía llama Misterio a ese grupo formado por San José, la Virgen y el Niño recien nacido y es que, desde las más antiguas expresiones de arte cristiano, de lo que se trata es de que la representación remita a la realidad eterna revelada en el acontecer de la historia, pero que trasciende el tiempo y el espacio. Por ello, pienso que, entre nada y lo del museo de cera y otras frivolizaciones y desacralizaciones, preferiría quedarme sin Belén, aunque siempre tenemos otras posibilidades al alcance de nuestras manos, acaso mirarlo con nuevos ojos.
 
Los iconoclastas rompían las imágenes porque las consideraban idolátricas al pensar que ninguna podía representar a Dios, a pesar de haberse hecho su Hijo carne para poder ser así visible, audible y palpable para todos. Lo de estas figuras de cera destruye la imagen en otro sentido, pues no dice que esas esculturas no puedan representar lo divino, sino que en el fondo no hay nada que representar, que todo puede ser instrumentalizado para los fines que se nos antojen, como conseguir un mayor número de visitantes en un museo. Hace unos días, las figuras de los Beckham sufrieron un ataque y quedaron desfiguradas por algún iconoclasta en otro sentido, desde luego, no creo que sea éste el camino; mejor sería sumirnos más en el misterio y sacralizar las cosas santas. Los antiguos cristianos hasta tenían la ley del arcano.
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