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SOBRE UNA NUEVA LAICIDAD, DE ÁNGELO SCOLA

Siguiendo los pasos de los padres fundadores de Estados Unidos

La pasada semana se presentaba en la Universidad San Pablo-CEU de Madrid, el libro Una nueva laicidad, del Patriarca de Venecia, cardenal Angelo Scola. Se trata de un libro que ha generado un refrescante debate en la sociedad italiana, rompiendo los rígidos esquemas que a veces mantienen incomunicado al mundo católico respecto al mundo laico, y viceversa. Escucharle supuso para los cientos de personas que abarrotaban el aula un soplo de aire fresco y una luz para afrontar el espinoso laberinto español.

La pasada semana se presentaba en la Universidad San Pablo-CEU de Madrid, el libro Una nueva laicidad, del Patriarca de Venecia, cardenal Angelo Scola. Se trata de un libro que ha generado un refrescante debate en la sociedad italiana, rompiendo los rígidos esquemas que a veces mantienen incomunicado al mundo católico respecto al mundo laico, y viceversa. Escucharle supuso para los cientos de personas que abarrotaban el aula un soplo de aire fresco y una luz para afrontar el espinoso laberinto español.
Iglesia y Estado: hacia una nueva laicidad

La cuestión del significado y valor de la laicidad es un viejo asunto que ha cobrado en los últimos años nueva relevancia en Europa. Pero en el caso de España es además uno de los capítulos fundamentales de la agenda política (al menos de la izquierda que detenta el poder) y uno de los ejes del debate intelectual y periodístico (véase la última serie de artículos del diario El País). Para los católicos españoles este es un debate más reciente, pero también más dramático, que para nuestros colegas europeos.

Creo que no se trata sólo (aunque también) de defender nuestro espacio de libertad, nuestra plena ciudadanía democrática en tanto que católicos. Se trata también de no dejarnos arrebatar el concepto de laicidad como si fuera algo extraño y ajeno a nuestra tradición (Benedicto XVI ha subrayado la inequívoca matriz cristiana de la verdadera laicidad) y eso exige un esfuerzo para repensar qué es la laicidad desde la experiencia de la fe vivida en este momento histórico, en un diálogo crítico con los planteamientos de la cultura actual.

El libro, coeditado por Ediciones Encuentro y la Universidad San Pablo-CEU, recoge diversas intervenciones del Cardenal Scola que han surgido de la necesidad de afrontar sus propios desafíos pastorales en Venecia. Sus contenidos abarcan un arco muy amplio, en el que se incluyen las relaciones entra la sociedad civil y el Estado, la identidad europea, las religiones en la esfera pública, la inmigración, la relación hombre-mujer, la nueva cultura del ocio, o la crisis educativa. Han sido muchos y variados los interlocutores que han aceptado el guante lanzado por Scola desde estas páginas y todos han reconocido su profundidad, rigor y novedad, que descolocan con frecuencia tanto a los interlocutores "laicos" como a los católicos que se esperan una mera repetición de fórmulas ya sabidas.

Para formular, pero más aún, para crear y vivir esa "nueva laicidad", Scola cree necesarias dos condiciones fundamentales. Por una parte, que el poder político supere una postura de "tolerancia pasiva" de las religiones para adoptar una actitud de "apertura activa", que no reduzca la relevancia pública de la religión.

Por parte de las religiones es necesario que abandonen una interpretación de sí mismas de tipo privado o fundamentalista, y creen un terreno común de encuentro directo con las otras religiones y culturas. Según el autor, los católicos debemos proceder a una "asunción crítica de la modernidad", lo que se traduce en dar peso al nexo verdad-libertad. La verdad que el cristianismo comunica sólo puede ser reconocida y acogida en la libertad; la otra cara de la moneda es que la libertad está llamada a reconocer y servir a la verdad, algo que niega el racionalismo desbocado en cuyo contexto se plantea hoy el anuncio cristiano.

Angelo ScolaCon estas condiciones, se puede alcanzar lo que Scola denomina una "esfera pública plural cualificada religiosamente", en las que las religiones jueguen un papel de "sujeto público", claramente separado de las instituciones del Estado y, al mismo tiempo, presente en la sociedad civil. En esa esfera no habría lugar para la marginación social ni para el escarnio cultural de las religiones, pero tampoco éstas podrían sostener una pretensión de hegemonía, ni aspirar a convertirse en una especie de "religión civil".

El Patriarca de Venecia evocó como referencia histórica la concepción de los padres fundadores de los Estados Unidos, que concedía plena ciudadanía a las pertenencias religiosas de los miembros de la sociedad., creando un "Estado laico sin laicismo de Estado". La esfera política estaba claramente distinguida de la esfera religiosa, pero al tiempo se mostraba disponible a un diálogo con ella, consciente de que ningún Gobierno puede producir por si mismo ciudadanos morales. Es más, señaló agudamente Scola, son los ciudadanos morales, a menudo inspirados por las religiones, los que favorecen la democracia y el buen gobierno.

La amplitud y dimensiones de este libro desbordan las pretensiones de este modesto artículo. Sin embargo, es importante destacar que para el cardenal Scola la categoría clave de la presencia cristiana en la sociedad secularizada sólo puede ser el testimonio. Esta dimensión esencial de toda existencia cristiana, se presenta en el libro con una singular riqueza de implicaciones. Dice Scola que "el testimonio apela a todo hombre y mujer, invitándolos a exponerse, a pagar personalmente, a no decidir de antemano hasta dónde se puede llegar en el encuentro y el diálogo con el otro". A través del testimonio, personal y comunitario, el cristiano aprovecha todas las circunstancias para manifestar su adhesión a la verdad, suscitando así una pregunta en aquellos con los que entra en relación: pero esta vida, ¿de dónde nace? El testimonio aparece entonces como "el único camino para hablar al hombre posmoderno".

Otra sugerencia decisiva sobre los acentos principales de la presencia pública de los católicos, consiste en "regenerar el Pueblo de Dios, favorecer comunidades cristianas en las que sea posible experimentar la plenitud de humanidad fruto del encuentro con Cristo. Y en este proceso de regeneración del tejido católico, la educación en la fe ocupa un lugar central. Educación en la mentalidad de Cristo, precisa Scola, y por ello, educación en la gratuidad y educación para vivir las dimensiones del mundo, sin censuras ni restricciones. Sólo estas comunidades serán capaces de proponer y vivir las implicaciones antropológicas y sociales de la fe cristiana, mostrando así su relevancia a nuestros contemporáneos.

En definitiva, un libro que demanda atención, y trabajo. Una provocación a no quedarnos prisioneros de viejos esquemas o de lamentos y actitudes defensivas, por bien justificados que parezcan. Al leerlo se siente, sobre todo, aquella pasión y libertad que movió a los cristianos de los primeros siglos a proponer la fe sin reducciones ni complejos, hasta alcanzar los límites del orbe conocido.

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