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CRISTIANISMO EN ESPAÑA

Silenciadores, silenciados y silentes

Casi parece que lo único que ocurre es lo que muestran los medios de comunicación, casi parece que los únicos sonidos son los más ruidosos y, sin embargo, bajo el estrépito del oleaje, silenciosas las corrientes submarinas mueven inconmensurables cantidades de agua: es propiamente esto la intrahistoria. El ostracismo moderno, la muerte civil más sutil no es mandarle a uno lejos para que el espacio público pierda su presencia, sino el hacerlo invisible e inaudible.

Casi parece que lo único que ocurre es lo que muestran los medios de comunicación, casi parece que los únicos sonidos son los más ruidosos y, sin embargo, bajo el estrépito del oleaje, silenciosas las corrientes submarinas mueven inconmensurables cantidades de agua: es propiamente esto la intrahistoria. El ostracismo moderno, la muerte civil más sutil no es mandarle a uno lejos para que el espacio público pierda su presencia, sino el hacerlo invisible e inaudible.
Libro de entrevistas a conversos al cristianismo

Invadir el foro no necesita de divisiones acorazadas, basta con un gran altavoz para que lo minúsculo casi parezca un elefante. Pero en el silencio, el hombre siempre cuenta con su libertad y es ahí donde la ejerce, en lo recóndito de su conciencia. Mas toda decisión humana, por recoleta que sea, resuena en el abierto mundo, deja su poso entre los hombres. El ruido superficial, aparentemente triunfante en un momento, acaba siendo convertido por el tiempo en vilano que lleva el viento.

Los conversos occidentales al Islam alcanzan rápidamente notoriedad pública. Para ellos están abiertos todos los foros de debate, rara será la persona que no sepa, por los medios de comunicación, de algún Rodríguez o Pérez que se haya antepuesto, tras su conversión, algún nombre árabe. Lo que es más inusual es saber de algún musulmán que se haya convertido al cristianismo. ¿Será que esto no se da? En Italia, un periodista italiano, Giorgio Paolucci, y otro libanés, Camille Eid, llevaron a cabo una investigación y, como resultado de la misma, escribieron el libro I cristiani venuti dall’Islam, es decir, Los cristianos venidos del Islam; su urdimbre son cientos de entrevistas realizadas a estos conversos al cristianismo y procedentes del norte de África, Oriente Próximo y resto de Asia. Este libro –sería muy interesante que en España se hiciera algo parecido–, según sus autores, lanza tres desafíos: uno al Islam, para que reconozca la libertad religiosa; otro a las autoridades civiles, para que garanticen este derecho, incluso en los países occidentales, se podría añadir; por último, a los cristianos, para que redescubran su propia riqueza.

Sin embargo, tras el manifiesto del PSOE sobre el laicismo, cabe pensar que el reto del reconocimiento de la libertad religiosa es mucho más amplio y no se circunscribe únicamente a las consecuencias de la apostasía en el Islam. Tomando como referente la Constitución deutero-republicana de 1931 y diciendo lo que dice, dicho manifiesto parece entender la libertad religiosa como tolerancia del Estado hacia la religión. Como si ésta fuera algo, en principio, pernicioso para la vida pública y que hubiera que encapsular en la conciencia o, como mucho, en las sacristías, y silenciarlo lo más posible en espera de su paulatina extinción. La religión sería un mal consentido, en tanto una sociedad verdaderamente progresista vaya madurando y dejando paso a una realidad colectiva sin el lastre de la religión.

Fotograma de 'El gran silencio'Algunos hechos recientes, que unidos a otros muchos anteriores parecen dibujar un continuum, han ocurrido como si quisieran ratificar el dicho manifiesto. ¿Qué eco ha tenido en la opinión pública, pese a su indiscutible importancia, el reciente documento Orientaciones morales ante la situación actual de España? ¿Se está queriendo administrar a los obispos alguna pócima de invisibilidad? Además de esto, los diarios se llenan de noticias sobre el desleimiento de la asignatura de religión, no simplemente de religión católica, a la par que emerge la de la educación para la ciudadanía. Y, en algunos colegios, por respeto a las minorías, no hay celebración navideña, aunque bien podría hacerse alguna laica en honor del nacimiento del ciudadano que más ha influido en Occidente: Jesús de Nazaret. Pero eso sí, todos los niños tienen que tragarse el carnaval y el "jalogüín". Resulta tentador solicitar el estatus de minoría protegida con derecho a imponerse a la mayoría.

...y calladamente, el documental sobre la vida cartujana, El gran silencio, se va convirtiendo en un fenómeno de taquilla, pese a las poquísimas copias distribuidas y a la ausente publicidad. Parece como si los cartujos nos dijeran que no hay que renunciar al espacio público, pero que hay que estar en él con total autenticidad y transparencia.

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