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LIBERTAD DE ELEGIR LA EDUCACIÓN

Un derecho secuestrado

Desde la penúltima década del pasado siglo, cuando me tocó ir al colegio y luego al instituto, la enseñanza ha sido siempre conflictiva. Hay varios puntos que han estado conti­nuamente presentes, pero que en realidad se pueden reducir a uno: la preeminencia o no del Estado respecto de la sociedad en la cuestión educativa o, si se prefiere decir de otro modo, si el Estado tiene un papel subsidiario en lo que a la enseñanza se refiere.

Desde la penúltima década del pasado siglo, cuando me tocó ir al colegio y luego al instituto, la enseñanza ha sido siempre conflictiva. Hay varios puntos que han estado conti­nuamente presentes, pero que en realidad se pueden reducir a uno: la preeminencia o no del Estado respecto de la sociedad en la cuestión educativa o, si se prefiere decir de otro modo, si el Estado tiene un papel subsidiario en lo que a la enseñanza se refiere.
Manifestación en contra de la LOE convocada para el 12 de noviembre

Lo cierto es que la tentación o amenaza estatalista es algo que no se circunscribe exclusivamente al tema que tratamos, pero en éste se ve de forma muy patente. No nos debe de extrañar; D. Juan Manuel, cuando aún no existía el Estado-Nación, ya decía en su Conde Lucanor: "Los omnes que grant estado tienen, de que todo lo suyo an librado a su voluntad, olbidan mucho aína lo que otrie a fecho por ellos". El Estado no suele recordar que su misma existencia la debe a la sociedad, que ha sido hecho para servir a los ciudadanos en el ejercicio de sus derechos y no para monopolizar el ejercicio de los mismos o su imposición a los particulares.

Desgraciadamente, en el campo educativo, esta problemática prácticamente se ha polarizado en torno a la clase de religión. Ciertamente es el punto donde más virulentamente se ha manifestado y donde más claramente se ha visto un pulso entre un altísimo número de padres –millones de firmas recogidas, un ochenta por ciento de peticiones de clase de religión católica– y gobiernos varios. Pero esto no deja de ser sino una parte del problema, pues el derecho a la elección de la educación de los hijos abarca todos los aspectos de ella y no únicamente una asignatura. Por otro lado, es significativo que este tipo de reclamaciones las hagan solamente los directamente afectados, pues cuando un derecho es atropellado para un grupo de personas lo es para todos, por tanto, la sociedad debería de estar movilizada no simplemente por unos padres, sino por todos, pues todos necesitamos que el Estado tenga un papel subsi­diario y que sean los padres quienes tengan el protagonismo en la educación de sus hijos. Por tanto, esto también es un serio problema, en nuestra sociedad hay una clara tendencia a delegar las responsabilidades y los padres, en no pequeña medida, no le hacen a esto ascos y parece, en muchos casos, como si abandonaran a sus hijos en brazos de la consejería autonómica de enseñanza correspondiente. Supongo que es un posible modo de ejercer el derecho, aunque no sea el más recomendable, pero los padres que no quieren dimitir de tales deberían tener garantizado que el Estado es solamente un auxiliar suyo y no un suplantador.

El infante Don Juan Manuel, autor de El Conde LucanorEl derecho, aunque no es lo más importante, es claro sobre esto. El art. 26.3 de la Decla­ración Universal de los Derechos Humanos dice: "Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos". No se trata simplemente de elegir colegio o algunas asignaturas, sino incluso el tipo de educación, lo cual me parece a mí que se debería de entender de la forma más amplia posible. El modo en que lo han entendido los distintos gobiernos, tanto nacionales como autonómicos, ha sido más bien restringido y los que más libertad tienen a este respecto son quienes tienen más dinero, pues los demás se tienen que conformar con el molde que prevea la ley, aunque sea en estuche de centro con­certado.

Entre quienes tienen miedo a ser libres para ejercer a pleno pulmón la responsabilidad que tienen hacia sus hijos, quienes nos quieren proteger desde el Estado de que hagamos una mala elección educativa, que suele querer decir que no sea conforme a su ideología, y quienes nos quieren convertir a todos en masa fácilmente moldeable por ideologías o imperativos de mercado, nos estamos cargando el derecho a la educación. Volviendo a D. Juan Manuel hay que tener siempre presente que "al que mucho ayudares et non te lo conosciere, / menos ayuda abrás de'l desque en grand onra subiere". En una sociedad democrática los derechos están vivos en la medida en que la sociedad no se sume en la somnolencia y abandone lo suyo en manos de quien gobierna, pues el poder es peligroso, hay que echarle siempre un ojo.
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