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COLEGIOS DIFERENCIADOS

Un paso más hacia la dictadura educativa

Todo lo que en la educación no es realidad, es ideología. Desde los tiempos remotos de lo humano primero, la educación es una introducción a la realidad mediante un lenguaje significativo, que se basa en un diálogo que demuestra que la persona no está presa en el gabinete de espejos de las interpretaciones.

Todo lo que en la educación no es realidad, es ideología. Desde los tiempos remotos de lo humano primero, la educación es una introducción a la realidad mediante un lenguaje significativo, que se basa en un diálogo que demuestra que la persona no está presa en el gabinete de espejos de las interpretaciones.

El diálogo, para que lo sea de verdad, debe servir para entendernos, no para entretenernos. El hombre puede y debe irrumpir hacia lo real, hacia la vida; una vida que está en y detrás de las palabras y que se le muestra en las palabras. Ahora, esclavos de las psicologías al uso, convertidas en pedagogías, parece que lo que hacemos con los niños es entretenerles hasta que el mundo les despierta de su juego. No hay educación, sistema educativo, modelo educativo, política educativa, que no parta de una determinada concepción de lo humano, del hombre y de la mujer, y de la relaciones entre ambos. El desconcierto de las pedagogías reinantes no está tanto en la pluralidad de sus formas como en que cada una se vea y se escuche únicamente a sí misma.

El Gobierno socialista ha dado, en los últimos días, un paso más hacia la dictadura educativa. No contentos con la aparente, por eso de la paradójica legalidad, victoria de Educación para la Ciudadanía, que se asienta en la conciencia de los españoles por imperativo del poder, le ha llegado el turno a la educación diferenciada. Hay quien, incluso, ha querido establecer una perversa relación entre la educación diferenciada de los niños con la siembra de una potencial generación de maltratadores, como si el principio de la dignidad de la mujer y de la inviolabilidad física dependiera del contacto o del calor infantil y juvenil. La perversión lógicamente no está en la realidad; está en la mente de quienes sostiene tal falaz eslogan. Bajo la apariencia de una supuesta inconstitucionalidad de los modelos de educación diferenciada –como si hasta ahora no hubieran sido constitucionales–, el Gobierno ha dado un paso más hacia la imposición, por parte del Estado, y del partido que le articula, de, ahora sí, un modelo de educación en orden a la creación del nuevo ciudadano. Por más que los padres, que envían a sus hijos a colegios de educación diferenciada por una apuesta metodológica, reclamen la libertad efectiva de su derecho a la educación de sus hijos según sus convicciones, el Estado, en esta caso las Administraciones de regional preferente, de Cantabria y de Galicia, se han lanzado a la discriminación, ésta sí real, de los padres que pagan sus impuestos y cumplen con sus deberes de ciudadanos. En el caso del Gobierno de Cantabria, la vicepresidenta socialista radical no ha tenido empacho a la hora de justificar su empeño de retirar el concierto al ejemplar Colegio Torrevelo, de propalar a los cuatro vientos que era una cuestión que afecta a sus convicciones y convenciones ideológicas.

La lectura del libro, dirigido por el filósofo y pedagogo José María Barrio Maestre, Educación diferenciada, una opción razonable, puede ofrecernos los argumentos de razón, científicos, para, al menos, no ser punitivos con este modelo educativo. No debemos ser ingenuos. Detrás del ataque del fragmentado Gobierno regional socialista se esconde, también, un ataque a la iniciativa privada en el campo de la educación, en particular, a la iniciativa privada de inspiración clásica. Lo que los pedagogos del sistema público socialista no aguantan es que detrás del modelo de educación diferenciada se encuentre una concepción del hombre en la que es la naturaleza la que establece la distinción primigenia, la que asienta una base sobre la que desarrollar las relaciones en la evolución de la personalidad y la que posibilita un correcto equilibrio psíquico. El dogmatismo coeducativo, ése sí que es dogmatismo, se ha impuesto en España no por razones pedagógicas y académicas, sino por razones ideológicas y por un no confesado complejo de no pocos con otros tiempos de la historia.

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